Valiente en las batallas y fiel a su
Emperador, pero sin abandonar nunca su fe cristiana, su acción heroica más
célebre fue matar con su espada a un terrible dragón que atemorizaba a una
ciudad.
En dicho lugar, un reino dependiente
de Roma, un dragón tenía atemorizados a los habitantes. Estas pobres gentes mantenían
a la bestia entregándole a diario dos corderos para saciar su hambre. Pero los
animales pronto escasearon y, en su lugar, se decidió mandar por sorteo a una
persona cada vez. Un día la mala fortuna le tocó a la princesa, pero Jorge, al
enterarse, acudió a rescatarla blandiendo la espada a lomos de su caballo y
mató al dragón de una sola estocada, justo cuando estaba por devorar a la
princesa. De la sangre del monstruo muerto brotó una rosa que el héroe regaló a
la hija del rey.
Toda esa ciudad se convirtió,
entonces, al cristianismo.
Siguió luego su brillante labor como
soldado romano, sin embargo, en el año 303 la situación cambió radicalmente, el
emperador Diocleciano, que odiaba a los cristianos, puso en marcha una durísima
y violenta persecución contra la comunidad cristiana en auge, y ordenó a Jorge apostatar,
o sea, renunciar a su fe en Cristo.
Jorge, cristiano confeso, rehusó
renunciar a su fe. El Emperador, que le tenía respeto, pero que no toleraba que
no se le obedeciera, le dio una última oportunidad llevándolo a un templo donde
estaban las estatuas de los dioses romanos, para ver si Jorge se arrepentía de
su decisión y adoraba a esos dioses. Al entrar Jorge al templo, las estatuas se
derrumbaron destruyéndose. Diocleciano lo condenó a muerte por decapitación.
La fecha de la ejecución fue el 23 de
abril, cuando el mártir contaba poco más de treinta años.
La valiente historia de San Jorge se extendió
por el Imperio romano y con el tiempo, a todo el continente europeo. Durante la
Edad Media, en el siglo IX, Jorge se convierte en el ejemplo de los caballeros
andantes y por eso varios países y ciudades lo tienen por patrono, entre ellos,
Inglaterra, Portugal, Bulgaria, Ucrania, Etiopía, Rusia, Serbia, Montenegro y Georgia
(que lleva su nombre). Entre las regiones que lo veneran se encuentran Cataluña,
Vasconia, Aragón, Génova, Durango en México y muchos otros lugares.
III Otro formato de texto:
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