Promesa permanente del balompié nacional, el talentoso futbolista no pudo entrenar el lunes porque se sintió enfermo y avisó que no llegaría a la práctica. El martes, estaba autorizado para concurrir a un programa de TV, aunque él no informó que era de farándula.
El miércoles, llegó atrasado y el entrenador no lo dejó entrar, citándolo para el jueves a una reunión. El jueves, con los nervios de punta, chocó su automóvil a un par de cuadras del estadio, no le pasó nada, pero tuvo que ir a declarar a la policía. El viernes no fue incluido en la nómina que viajaría al compromiso del domingo, enojado no quiso ir a la práctica.
El sábado, su equipo viajó al norte, él para reponerse de la pena de
no jugar, se fue a bailar a una discoteca. El domingo, su reemplazante jugó
magnífico y anotó los tantos del triunfo, molesto por su mala suerte, el talentoso futbolista se
embriagó en un bar. El lunes no pudo entrenar porque se sintió enfermo…
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