II Texto:
Los fantásticos libros voladores del señor Morris Lessmore
(William Joyce)
Morris Lessmore amaba las palabras. Amaba las historias. Amaba los libros.
Su vida era un libro que él mismo escribía, metódicamente, página tras página. Lo abría cada mañana y escribía sus penas, alegrías y todo lo que sabía y anhelaba.
Pero toda historia tiene sus altibajos. Un día el cielo se oscureció. El viento sopló y sopló...
Hasta que todo lo que Morris alguna vez conoció quedó revuelto. Incluso las palabras de su libro.
No supo qué hacer ni hacia dónde dirigirse. Así que empezó a caminar y caminar, sin rumbo fijo.
Entonces una curiosa casualidad cruzó su camino. En lugar de bajar la mirada, como se le había hecho costumbre, Morris Lesmore miró hacia arriba.
Morris se preguntó si su libro podía volar. Pero no podía; sólo caía al suelo produciendo un ruido deprimente. La señora que volaba supo que Morris simplemente necesitaba una buena historia, así que le envió su favorita.
El libro lo guió hasta un edificio extraordinario donde muchos libros aparentemente "anidaban".
Morris caminó hacia adentro lentamente, y descubrió la habitación más misteriosa y fascinante que había visto en su vida.
El aleteo de incontables páginas llenaba el espacio y Morris podía escuchar el cuchicheo de miles de historias diferentes, como si cada historia le susurrara una invitación a la lectura.
Entonces su nuevo amigo voló hacia él y posándose en su brazo se sostuvo abierto, coimo esperando a que lo leyeran. La habitación crujió de felicidad.
Y así fue que la vida de Morris entre los libros comenzó.
Morris trataba de mantener los libros en cierto orden, pero siempre se mezclaban entre sí. Las tragedias visitaban a las comedias cuando se sentían tristes. Las enciclopedias, cansadas de tantos datos, se relajaban entre los libros de ficción y los cómics. Todo era un divertido revoltijo.
Morris era feliz cuidando a los libros. Lo llenaba de satisfacción arreglar encuadernados frágiles y pacientemente desdoblaba las esquinas de las páginas que lo necesitaban.
De noche, después de que todas las historias que necesitaban contarse habían sido escuchadas y los inquietos libros se retiraban a sus lugares en los estantes, el gran diccionario tenía la última palabra:
Más y más años...
Hasta que Morris se encorvó y arrugó.
Pero los libros nunca cambiaron, sus historias eran siempre las mismas.
Ahora sus amigos lo cuidaban como él lo había hecho con ellos.
Y se organizaban para leerle en las noches.
Un buen día escribió la última página de su libro y dijo, con un melancólico suspiro: "Creo que ha llegado el momento de irme"
Los libros se entristecieron, pero lo entendieron.
Morris tomó su sombrero y su bastón.
Mientras caminaba hacia la puerta, volteó y sonrió.
"Me llevaré a todos aquí" -dijo- poniendo su mano en el corazón.
Los libros agitaron sus páginas y Morris Lessmore alzó el vuelo. Mientras cruzaba el cielo volvió a ser el mismo joven que un día descubriera los libros. Los libros estuvieron callados por un tiempo. Entonces notaron que Morris Lessmore había olvidado algo:
"¡Es su libro!" -dijo su mejor amigo- Ahí dentro estaba la historia de Morris. Páginas y páginas que guardaban todas sus alegría y tristezas. Todo lo que conocía y todo lo que alguna vez había anhelado.
De pronto los libros escucharon un murmullo de asombro. Ahí, en la puerta, había una pequeña niña que admiraba aquel lugar fascinada. Entonces, pasó algo fantástico: El libro de Morris Lessmore voló hacia ella y abrió sus páginas.
La niña comenzó a leer y así nuestra historia termina como comenzó.
III Vídeo:
IV Preguntas y actividades:
1. ¿Cómo era la vida de Morris antes de conocer los libros?
2. ¿Qué intentaba hacer Morris en ese tiempo?
3. ¿Qué le faltaba al libro que Morris escribí?
4. ¿Qué es, en verdad, la casa donde Morris vivía con los libros?
5. ¿Qué te enseñó esta historia?
6. ¿Cuál es tu mayor anhelo?
7. Dibuja y pinta un momento de esta historia.
8. Deja un comentario con tu opinión de esta historia acá en estas páginas.
prof. Benedicto González Vargas
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